LA FE APLICA LA VERDAD PARA LA SALVACIÓN

No se puede estudiar la Biblia por mucho tiempo sin llegar a comprender la importancia de la fe. Un pecador no puede ser salvo aparte de la fe (Efesios 2:8-9). “El evangelio de Cristo…es poder de Dios para salvar al que cree…porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:16-17). Por lo tanto, es importante entender lo que esta palabra significa.

I. ¿QUÉ ES FE?

La fe abarca tres cosas: conocimiento, creencia y confianza. La fe es confianza personal. Usamos la palabra en la conversación diaria como sigue, «Tengo completa fe en mi doctor». Queremos decir que confiamos en él para nuestro caso. Así, en la Biblia, la fe es confianza personal en Dios. Significa que creemos lo que Él dice, y confiamos que Él nos puede salvar y guardar.

II. ¿DÓNDE CONSEGUIMOS FE?

Al mirar alrededor nuestro en el mundo, nos damos cuenta que algunas personas no tienen fe en Dios, y por tanto no son salvos. Esto nos lleva a inquirir acerca del tema de la fe. En un sentido muy real, esta fe es un don de Dios. Juan 3:27. Dios le da al hombre el poder para creer en Él.

¿Pero cómo un hombre recibe fe? La pregunta está respondida en Romanos 10:17. «La fe viene por el oír, y el oír la Palabra de Dios.» Por lo tanto, si un hombre no tiene fe en Dios, debería leer la Biblia. Al leerla, podría orar de alguna manera como sigue: «Dios, si este Libro es tu Palabra, si Jesucristo es tu Hijo, y si Él murió por mí, entonces muéstrame estas cosas mientras leo la Biblia». Dios ha prometido que todo aquel que desee hacer su voluntad vendrá al conocimiento de la verdad (Juan 7:17).

III. ¿CUÁL ES EL VERADERO OBJETO DE FE?

La fe debe estar depositada en un objeto. Este objeto puede ser una persona, tal como un pariente, un amigo, o una cosa inanimada, tal como un aeroplano o un ascensor. No es suficiente tener fe. La fe debe ser puesta en un objeto digno de confianza. Puedes creer que un avión puede llevarte de una ciudad a otra. Puedes creer que el avión volará. Puedes creer que el piloto sabe como volar el avión y que te llevará donde quieras ir. Puedes creer incluso que el viaje será para disfrutarlo. La única cosa que debes hacer es tomar asiento en el avión. Sólo entonces puedes ejercer tu fe. Más allá del punto de que hayas hablado de eso; debes contarle a otros de eso; habrás proclamado que lo crees. Pero hasta que no estés a bordo no habrás ejercitado tu fe. La fe verdadera demanda acción. La Biblia dice: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Santiago 2:17-18).

La Biblia establece al Señor Jesucristo como el verdadero objeto de fe (Hechos 20:21). El hecho más importante no es cuánta fe un hombre tiene, o qué clase de fe él tiene, sino que si quiere ser salvo, el objeto de su fe debe ser Jesucristo. Si su fe está en un santo, la virgen María, un ídolo, una iglesia, una religión, buenas obras o bautismo, la Biblia deja en claro que no tiene salvación bíblica. De todos modos, un hombre puede creer todo lo que la Biblia dice sobre Cristo y aún no tener fe en él. Tú puedes creer que cierto tren partirá de la estación a las 11.00 de la mañana y que arribará a la otra ciudad a las 5.00 de la tarde. Tú puedes creer todos los aspectos acerca del tren; y aún no haber puesto tu fe en el tren, hasta que estés a bordo y confíes que el tren te llevará a tu destino.

Así que tú puedes creer que Cristo nació en Belén, de una virgen, murió en el Calvario, resucitó y ascendió al cielo. Incluso puedes creer que la Biblia es la Palabra de Dios, pero realmente no haber puesto tu fe en Cristo hasta que confías en Él para salvarte de tus pecados y llevarte al cielo.

IV. EJEMPLOS DE FE

Las Escrituras están llenas de ejemplos de fe. El capítulo 11 de Hebreos ha sido llamado «La lista de honor de la fe» porque menciona algunos destacados hombres y mujeres que tuvieron fe.

Dos otras instancias deben ser citadas. La primera es la fe del centurión (Mateo 8:5-10). El centurión creyó que Cristo podía salvar a su siervo solamente por decir la palabra. La otra es la fe de la mujer de Canaán (Mateo 15:22-28). Ella rogó que el pan reservado a los judíos escogidos le pudiese ser dado a ella, una gentil. Su fe fue humilde y persistente.

V. LA RECOMPENSA DE LA FE

La verdadera fe nunca queda sin recompensa. Nadie jamás ha confiado en Dios en vano. Recuerda, la fe debe tener tres cosas: conocimiento, creencia y confianza. Todo pecador que se ha arrepentido de sus pecados y que ha puesto su fe en Jesucristo ha sido salvo. El Salvador dijo: «El que a mí viene, no le echo fuera» (Juan 6:37).