CONDUCTA CRISTIANA
¿Cómo puede saber un cristiano qué hacer o qué no hacer? ¿Es correcto para un creyente ir a bailar o ir al teatro, jugar cartas, fumar, beber, escuchar música rock o participar en otros placeres o diversiones mundanas? “No améis al mundo” (I Juan 2:15).
Muchos jóvenes convertidos están luchando por cuestiones similares a las planteadas. Ellos encuentran que ciertas practicas están claramente condenadas en la Biblia, pero que hay muchas otras, que no están mencionadas. Es el propósito de esta lección proveer al estudiante con una serie de estándares que pueden ayudarle a decidir si deberían o no involucrarse en actividades cuestionables. Una pregunta que debes hacerte a ti mismo es: “¿Lo haría Jesús?”.

A. Primero de todo, ¿está claramente prohibido por el Señor para los creyentes hoy?

Si así es, evítalo como una plaga mortal. Si tú no lo sabes, no lo hagas hasta que hayas tenido la oportunidad de tener una respuesta (I Tesalonicenses 5:22).

B. Entonces, ¿hay algo en ello que pueda glorificar a Dios?

En I Corintios 10:31, leemos esta declaración plena: «Todo lo que hagas, hazlo para la Gloria de Dios». Antes de involucrarte en la actividad en cuestión, ¿puedes honestamente pedir la bendición de Dios sobre ella, creyendo que Él será honrado a través de tu participación?

C. ¿Es esto «del mundo»? Si lo es, entonces no es “de Cristo”.

Él dijo concerniente a Sus discípulos: «Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo» (Juan 17:16). Él no era «del mundo» en absoluto. Él estaba aquí, pero no era de aquí (I Juan 2:15-17).

¿Lo hubiera hecho el Señor? Él nos ha dejado ejemplo para que sigamos sus pisadas. I Pedro 2:21.

D. ¿Te agradaría ser encontrado haciendo eso cuando el Señor regrese?

Alguien sabiamente ha remarcado: «¡No hagas nada, digo “nada”, ni vayas a ningún lugar que te causase vergüenza si el Señor regresara en ese momento!» (I Juan 2:28)

¿Puedes sentir libertad de hacerlo cuando recuerdas que el Espíritu Santo de Dios mora en ti?

«¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?» (I Corintios 6:19; Efesios 4:30).

E. ¿Es una conducta apropiada para un hijo de Dios?

Cuando un hijo del Rey procede de una manera indigna, acarrea desgracia sobre el nombre de su Padre. Así hacen los cristianos que se comportan de una manera inapropiada (Romanos 2:24; Colosenses 1:10).

F. ¿Qué efectos tendrá tu conducta sobre otros?

¿Será un buen testimonio a los no salvos, o creerán que no hay realmente diferencia entre un cristiano y un incrédulo? (II Corintios 5:17) Además, ¿será esto causa para que alguien nuevo en la fe tropiece? El apóstol Pablo nos advierte que ninguno de nosotros debería ser «piedra de tropiezo o una ocasión de caer en el camino de un hermano» (Romanos 14:13).

G. Finalmente, ¿hay la menor duda en tu mente acerca de eso?

Si la hubiera, entonces no lo hagas, porque «el que duda es condenado… porque todo lo que no proviene de fe es pecado» (Romanos 14:23).

En conexión con este tema de lo que un cristiano puede o no puede hacer, es bueno recordar que «no estamos bajo la Ley, sino bajo la Gracia» (Romanos 6:14-15). Esto no significa que podemos hacer lo que queremos, sino mas bien significa que queremos hacer lo que a Dios le agrada porque él ha hecho tanto por nosotros. No evitamos placeres y diversiones mundanas porque debemos evitarlas, sino porque queremos evitarlas. La razón por la cual queremos hacerlo de esa manera es porque Cristo murió por nosotros, y ahora nuestras ambiciones son para vivir de una manera agradable a Él (II Corintios 5:14-15). Dios no dice: «Si se privan de placeres pecaminosos, entonces serán cristianos». Sino que Él dice, en efecto, a los creyentes: «¡Ustedes son cristianos! Ahora vivan de una manera que sea consistente con su alto llamado» (Efesios 4:1). Existe la posibilidad que un cristiano olvide su digna posición e ir en pos de las cosas del mundo. En tal caso, Dios le hará retornar con amorosa corrección, como un pastor que trae de regreso a su oveja descarriada poniéndola sobre sus hombros alrededor de su cuello. Así que, si la Gracia de Dios es olvidada por un creyente, él será restaurado por el gobierno de Dios.